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Ignacio Cáceres: un monociclista que llevó su pasión al límite de la muerte 

“Como acróbata siempre estás al borde del peligro", comentó Ignacio (GdV )

El monociclista de “Antiquus”, también conocido como Nacho, cuenta que su entrenamiento riguroso y su autoexigencia lo llevaron al borde de la muerte. pero ese obstáculo no lo limitó; sino que lo potenció a ser el artista que es hoy.

Por: Guillermina de Vera

 

Durante la pandemia, el joven monociclista y acróbata del circo Cirque XXI ''Antiquus”, Ignacio Cáceres, se la pasaba entrenando en su casa, pero quería ir a la academia para practicar cama elástica. Cuando el director de cultura de Saladillo, lugar donde vivía en ese entonces, les permitió volver, su entrenamiento recuperó el rigor. Esto fue hasta que, el 17 de septiembre de 2020, tuvo un accidente en el trampolín. “Me luxé la cuarta y quinta cervical, me salvé de suerte”, resaltó Cáceres. Estuvo seis meses con cuello ortopédico, se le caía el pelo y hasta tuvo que volver a aprender a caminar: “Fue un proceso de mucha frustración”, lamentó Nacho. Tomó esta experiencia como un aprendizaje, el proceso fue difícil pero lo potenció, incluso lo hizo ser mejor artista. El entrenamiento era su vida hasta que este acontecimiento lo partió al medio, pero de a poco pudo volver a su auténtico ser.

 

Desde que tiene uso de razón, iba al circo y quería estar ahí, aunque su familia no pertenece a esa vida. Él era el distinto, y desde chico todas las personas que lo rodeaban se lo hacían saber. A él le faltaba la ascendencia cultural del circo, su familia provenía del baile folclórico. No todos provienen de este mundo, como en su caso, algunos son de escuela de circo. Antes de unirse a la academia él hacía el rondó, la medialuna, y le salía de forma natural, entonces quería dedicarse a la acrobacia, lo veía como un logro y siempre le gustó. A los seis años se unió a circo y ahí se fue formando, mientras hacía distintas prácticas. Pero, a los ocho años, su maestro le dijo que tenía que perfeccionarse en una disciplina porque es muy difícil vivir de la acrobacia, entonces eligió el monociclo.

Cáceres nació en Saladillo, pero hoy es nómade. Antes trabajaba como profesor en “Astrolabio circo” con quienes realizaba eventos, y trabajaba en circos por temporada, hasta que un día decidió largarse a la vida de circo a sus 16 años. “Debuté un viernes y al otro día había dos funciones y antes de que arrancara la primera función sacaron al público porque venía un tornado. Fue lo peor que me podía pasar para arrancar. Se rompió todo, después de ese momento trabajamos en una carpa más chica y resistí dos meses más, hasta que volví a mi pueblo. No podía progresar, no era para mí ese tren”, explicó el joven. Pasaron los años y hace ocho meses decidió volver a intentar y se subió al tren de esta vida en movimiento. 

 

Empezó el 10 de enero en Mar del Plata y ahora está en Pilar. El municipio le compró el show a Cirque XXI “Antiquus” en el verano y le redujo el tiempo de la función a una hora. Entonces él ya casi no formaba parte, solo tenía una pequeña intervención. "¡Esto no me desmotivaba, al revés, yo quería estar acá en esta pista, le ponía el pecho a la bala!”, exclamó el monociclista. Ahora, en Pilar, él tiene su propia oportunidad en la que brilla en la pista. Realiza su número en el que se desplaza por el escenario en monociclos de distintos tamaños, e incluso hace malabares estando sobre él. La facilidad que transmite al realizarlo demuestra la práctica y el entrenamiento que requiere este instrumento.

Las distintas alturas de los monociclos de Ignacio Cáceres

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                                         

 

                                                                                              (GdV)

Su crecimiento y trayectoria hasta este momento de su carrera como circense se debió a todos los años de entrenamiento y esfuerzo. Entrena dos horas diariamente, a excepción los días de doble función, aquellos no ensaya. “La salud mental y física son lo principal para poder dar un increíble show”, aseguró. Cuando él habla sobre su entrenamiento se percibe la autoexigencia y gran presión por dar lo mejor de él mismo para el público y para su persona. Cáceres mencionó: “Hay un antes y un después, la gente ve el trabajo bien hecho, pero hay todo un sacrificio detrás, años de entrenamiento, golpes y horas. Es un blanco y un negro”. Los espectadores no conocen el detrás del artista, lo que le pasa antes de comenzar el show. En el caso de Ignacio, tras enterarse de la muerte de su abuelo, tuvo que salir y dar lo mejor de sí en la función a pesar de que estaba muy mal anímicamente. Más allá de tener que poner en pausa a su vida cuando sube a la pista, disfruta el tener que salir, “¡Me olvido de todo, es mi desconexión, lo pongo todo ahí, lo que me fue bien, lo que me fue mal lo largo todo en el escenario!”, exclamó. 

 

Desde que emprendió este camino laboral, vive en un tráiler lejos de su familia. La muerte de su madre hizo que dejara el circo y empezara un ciclo de autodestrucción. Sin embargo, con la ayuda de su padre, su hermana y su tía que lo apoyan constantemente, pudo retomar su camino. Él remarcó: “Mis papás siempre me incentivaron a hacer lo que yo amaba, aunque muchas veces la situación económica no daba, se esforzaban para ayudarme”. Sus seres queridos más cercanos recorrieron las rutas para verlo en el circo mientras podían. Ahora, siempre que puede le devuelve a su familia todo su sostén. Más allá de no tener a su gente cercana, el circo se convirtió en su familia. Ellos son indispensables unos para los otros, y se acompañan en sus momentos más alegres como difíciles. 


Si Nacho se tuviera que reducir a una mera expresión, sería “amor propio”. Eso lo lleva a donde se encuentra en este momento. “Todo ese amor propio que yo puse, mi esfuerzo, haber tocado la muerte y aún así seguir decidiendo esto, lo hago por el amor que le tengo al circo”, sostuvo el monociclista. También comentó que vivir del circo es posible, pero no hay mucho futuro por delante, es complicado progresar económicamente. Su sueño es irse al exterior y seguir creciendo hasta lograr tener su propio show. Ignacio Cáceres transmite lo que es la pasión y la perseverancia más allá de todos los obstáculos que se le presentaron en su camino. 

Soy acróbata de piso, de cama elástica, pero mi especialidad es el monociclo”, mencionó Nacho. (I.C )

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